A veces la mente nos juega bromas, y nos alborota las emociones hasta hacerlas irreconocibles. Yo decidí que estaba enamorado del amor, del hecho de estar enamorado, de entregarme a alguien de una forma casi de cuentos, entre poesias y paseos por el parque; entre mimos y susurros, entre besos contenidos hasta el derrumbe absoluto de la razón
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