domingo, 24 de mayo de 2009

#El cuarto de al lado

Acabo de volver de la casa de Matías. Que raro que fue, ir de invitado a la casa de alguien que hasta hace unos pocos días vivía en el cuarto de al lado. Me sentí incómodo y cómodo a la vez. No sé, fue raro. Lo que más me sorprendió es que tenia una foto mía en su mesita de luz. Matías? Con una foto mía?  Tuve que verlo para poder creerlo. No sé que es lo que me separa de el, ni porque a Mili le digo Mili, y a Matías, en vez de decirle Mati, le digo por su nombre completo. Me suena tan ajeno su nombre, tan distante. Capaz que es parte de mi rechazo hacia mi viejo lo que me aleja de Matías, visto y considerando que el es una versión de mi papá con unos años menos y unos centímetros más. Y... atando cabos, ya que estamos, quizás también es por culpa de mi viejo lo que me hace detestar a la mayoría de los chicos (hombres) de mi curso, y odiar tanto la ignorancia en la mujer. Chau, soy raro. Matías: buena suerte. Milagros: deja de pedirme la computadora.

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Ok, te sigo