domingo, 13 de julio de 2008

Es tan notoria la cantidad de cosas que dejo de hacer porque no quiero enterarme de alguna realidad. Sé perfectamente que cuando actúe de cierta manera voy a ver algo que no quiero, entonces directamente no actúo. Al menos me queda la duda, al menos siento que hay alguna chance de estar equivocado; pero no quiero comprobarlo. No hay ciego peor que el que no quiere ver. Y bueno, no hay ciego peor que yo: el que no quiere ver lo que realmente está pasando porque no quiere sufrir viendo, descubriendo.

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Ok, te sigo